Novedad bibliográfica: Gobernanza inteligente para el siglo XXI. La editorial Taurus obsequia, como en muchos de sus títulos, las primeras páginas. En este caso, un prólogo de Felipe González http://www.editorialtaurus.com/mx/libro/gobernanza-inteligente-para-el-siglo-xxi-2/
Pensar y mantener los partidos como simples máquinas electorales y de movilización es anticuado y les resta eficacia. Hay que hacer de ellos maquinarias de gestión institucional y dotarlos de think thanks; no para hacer doctrina, sino para ganar en los tribunales y consejos electorales
La eficacia se ha vuelto un concepto clave sobre nuestra percepción sobre la democracia y el nivel de satisfacción de los ciudadanos respecto a sus gobernantes. A propósito de ello, aquí hay algunos contenidos del nuevo libro de Luis Carlos Ugalde, expresidente del IFE, Por una democracia eficaz http://www.animalpolitico.com/2012/10/por-una-democracia-eficaz-fragmento-de-regalo/
Para la competencia electoral, los partidos están obligados a fortalecer tanto su capacidad de captación de voto como su capacidad de rendimiento litigante.
La competencia poselectoral hay que construirla desde la campaña, sobre todo cuando las reglas y los antecedentes de elecciones previas dan cuenta de las posibilidades de modificar los resultados. La debilidad institucional de nuestra democracia tal vez no está tanto en las autoridades electorales y los tribunales en la materia, sino en los partidos diseñados mucho más para la movilización y organización de bases que para la lucha en el entramado jurídico. La compra-venta del voto tiene una valoración relativa a nuestra concepción teórica de democracia. Si consideramos al voto más como un deber que como un derecho, lo primero que debe ser punible es la abstención. El abstencionista, en este supuesto, sería quien socava la democracia y no el que vende su voto. Cuestión de enfoque.
La tesis de la manipulación y la compra de votos que deciden elecciones puede ser un buen argumento a favor de El Fin de las Ideologías (Bell): que predominan incentivos que no pasan por las convicciones.
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